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Año 1945 - Agosto en Japón: Hiroshima - Nagasaki - Rendición

6 de agosto: Transfiguración del Señor / Bomba atómica en Hiroshima

9 de agosto: Bomba atómica en Nagasaki
15 de agosto: Asunción de la Virgen María / Rendición del Japón
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«En la mañana del 9 de agosto una bomba atómica explosionaba en nuestro barrio. En un instante, 8.000 cristianos fueron llamados a la presencia de Dios... En la medianoche de aquel día, nuestra catedral se incendió de repente y se consumió. En aquel mismo instante, en el palacio imperial, Su Majestad el Emperador dio a conocer su decisión... El 15 de agosto, se promulgó oficialmente el edicto imperial que ponía fin a los combates, y el mundo entero percibió la luz de la paz. El 15 de agosto es también la solemnidad de la Asunción de María, y no es una casualidad que la catedral de Urakami estuviera consagrada a ella... Es evidente que existe una profunda relación entre la destrucción de esta ciudad cristiana y el fin de la guerra. Nagasaki era sin duda la víctima elegida, el cordero sin mancha, holocausto ofrecido sobre el altar del sacrificio, aniquilado por los pecados de todas las naciones durante la Segunda Guerra Mundial... ¡Debemos agradecer que Nagasaki haya sido elegida para ese holocausto! Debemos agradecerlo, porque a través de ese sacrificio ha llegado la paz al mundo, así como la libertad religiosa al Japón».
 
Dr. Takashi Nagai,

sobreviviente de la explosión atómica,
en la Misa de Réquiem junto a los escombros de la Catedral.
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El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba atómica en esa ciudad y vivió otros 33 años más de buena salud. Él narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EU) en 1976. En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos.

El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar como él y sus compañeros habían sobrevivido. El lo atribuyó a la protección de la Virgen María y dijo: "Yo estaba en medio de la explosión atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su destrucción."
Además, el Padre Shiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue afectada. El explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente: "Rezábamos el rosario diariamente en esa casa".



Enviado por iesvs.org

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