Esta historia es verídica y fui uno de los protagonistas. Ocurrió en Ensenada, provincia de Buenos Aires, estimo que a finales de la década del 70, en tiempos del Mundial de fútbol.
Todavía no habían tenido lugar experiencias tan significativas para mí como el "caso Tacuarembó" pero seguramente ya estaba participando del nacimiento de GEIDOVNI-CIVE, el grupo estudiantil ensenadense que incluía a Luis Burgos, Oscar Vallejos, las hermanas Rodríguez y algunos otros chicos. Mi función allí era, por razones de edad y un cierto prestigio entre mis vecinos, poner el toque presumiblemente "adulto" al tema.
Esto hizo que una noche, ya pasadas las 24.00 hs., un puñado de personas golpeara la puerta de mi casa en forma insistente. Sorprendido por la hora en que me hacían levantar de la cama, me vestí y salí a abrirles. En la oscuridad de la noche y con calles mucho menos iluminadas que lo que hoy se ven, unas caras que no reconocí me miraban demostrando preocupación.
Luego de disculparse sinceramente por su aparentemente inoportuna presencia, me pidieron que observara algo que podía verse justamente encima de nosotros. En un cielo que me pareció más negro que otras noches se destacaba una pequeña esfera color rojo metalizado que debía estar a mucha altura. Emitía una luz que permitía distinguirla claramente pese a su reducido tamaño. La imagen que he usado para ilustrar esta nota tiene un parecido sorprendente a la real que recuerdo.
Como la cercana destilería de YPF tenía chimeneas que generalmente estaban encendidas e iluminaban partes del cielo al reflejar su luz contra las nubes que pasaban por encima de ellas, los vecinos querían saber si lo que estábamos viendo era alguno de esos reflejos, ya en otras oportunidades confundidos con supuestos OVNIs.
Les expliqué que ningún resplandor proveniente de la citada destilería podría producir un reflejo justamente encima nuestro y, saliendo a la vereda, les pude mostrar dónde estaban esas chimeneas y dónde sus reflejos, para que los descartaran en este caso. La esfera roja se veía sobre nuestras cabezas, formando un ángulo recto con el plano de la calle.
Pero, como si los hechos quisieran corroborar la conclusión de mi análisis, ocurrió algo más espectacular.
Todos estábamos mirando al cielo para no perder detalle del objeto que atraía nuestra atención cuando del interior de la esfera roja surgieron dos muy semejantes, aunque más pequeñas. Brotaron moviéndose, una tomando la dirección hacia la ciudad de La Plata y la otra la opuesta rumbo al río.
No tenían luz propia, por lo que a medida que se alejaban de la posible "nave madre" iban sumergiéndose en la oscuridad de la noche.
Transcurridos los cuatro o cinco segundos que duró este "despegue", los espectadores comenzamos a hablar casi al mismo tiempo para convencernos de que todos lo habíamos visto, lo que era así. Y continuábamos con la vista fija en la esfera luminosa que permanecía en su sitio.
Unos minutos después, quizá casi un cuarto de hora, y para aumentar nuestra sorpresa, si eso era posible, de la oscuridad que rodeaba la roja "cosa" quieta sobre nosotros surgieron ambas pequeñas que retornaban velozmente, aumentando su brillo a medida que se aproximaban. Y sin perder velocidad se introdujeron en la mayor.
Unos segundos después, la esfera mayor roja pareció perder algo de brillo y partió velozmente con rumbo al sudeste, según creo haber tomado nota luego.
Nos quedamos conversando agitadamente una media hora y luego los vecinos retornaron a sus hogares pensando seguramente en cómo iban a relatar lo sucedido porque ninguno podría explicarlo realmente. Yo estaba en la misma situación.
Las imágenes quedaron en mi memoria hasta hoy. Y es posible que alguno de los espectadores más jóvenes también recordará la noche de las esferas luminosas que brillaron en el cielo ensenadense.
Daniel Aníbal Galatro
Octubre 25 de 2014
Esquel - Chubut - Argentina
danielgalatro@gmail.com
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