Estamos rodeados de misterios. Aquí buscamos investigar y aclarar algunos de ellos.
Lo mejor!!!
Cargando...
Servicio de búsqueda personalizada
Búsqueda personalizada
Más obras Literarias de Daniel Galatro
Caso Tacuarembó: Mozo, jinetazo,ahijuna - por Daniel Galatro
¡Hola, amigos!
Estaba, y sigo, recordando anécdotas de nuestra visita investigativa a Achar allá por fines de 1977. Por el asunto de los OVNIs,
Y les anticipé que, además de lo mucho publicado en estos 37 años transcurridos, un enjambre de relatos informales nos rodeó en esos días de andares y encuentros con la sencilla pero muy informada gente del pueblo.
En algún momento, uno de nuestros anfitriones, seguramente durante una mateada rioplatense (los uruguayos cada uno con su mate y bombilla - porque no comparten - y nosotros tres con sólo un mate y una bombilla - porque sí compartimos -, ) nos miró primero como dudando y después se decidió a revelar otro "secretito".
-Y un día, ¿se acuerdan?, uno del pueblo pasó con el caballo a través de una de esas bolas luminosas... Por una apuesta, dicen.
Había sido que en una de esas noches la esfera luminosa, que solía aterrizar achicándose hasta quizá un centímetro de diámetro, por algún motivo detuvo su decrecimiento y quedó posada en el pasto manteniendo un tamaño importante, algo así como de un metro o algo más. Y cerca de unos gauchos de a caballo que andaban cerca, detrás de unos arbustos.
No sé cuánto tiempo estuvo allí pero fue el suficiente como para que los jinetes la observaran entre curiosos y asustados, sin demostrar demasiado ninguno de esos sentimientos impropios de un gaucho oriental que se precie.
Uno de ellos, famoso en la zona por algunas "locuras" que lo caracterizaban, fue el primero que dijo que eso no lo asustaba, aunque parecía "cosa'e Mandinga". Y que hasta se animaba a pasar con su caballo a través de la esfera luminosa. "Pero no lo voy a hacer gratis, por supuesto." - aclaró.
Sus acompañantes no se atrevían a tanto, pero estaban interesados en ver si el "loquito" lo hacía, y qué pasaba después. Pusieron unos pocos pesos cada uno que al muchacho le parecieron suficientes.
Retrocedió unos metros para colocarse en línea con la esfera mientras los otros quedaban semiocultos por los arbustos. Animó a su caballo para que avanzara hacia la luz pero el animal, luego de iniciar un trotecito, se frenó a un par de metros de esa "cosa" y, por más que el jinete lo espoleó entre insultos, quedó inmovilizado.
Los compañeros del "loquito" comenzaron a burlarse un poco y a declarar que había perdido la apuesta, pero el joven les hizo un gesto con la mano para que esperaran y se quitó el pañuelo que llevaba anudado al cuello.
Tranquilizando al caballo con unas palabras sumadas a unas caricias, le colocó esa tela alrededor de la cabeza para cubrirle los ojos. Al dejar de ver la luz, el animal se aflojó y aceptó moverse, primero un par de metros hacia atrás y luego, animado por el jinete, hacia la esfera que ya no podía ver.
Lentamente se fue acercando y sin recelo alguno atravesó la luz hasta que ésta quedó detrás de la pareja. El jinete lo condujo luego hasta donde se encontraban sus amigos, le quitó la venda y estiró la mano para cobrar la apuesta. Nada les había ocurrido al cruzar de un lado al otro esa "cosa" misteriosa.
De pronto, la luz se activó y comenzó a agrandarse y elevarse hasta que se perdió en el cielo nocturno, como ocurría casi a diario por esos tiempos con las esferas.
Cuando el relator de la historia la dio por terminada, nuestra primera respuesta fue pedirle que nos pusiera en contacto con el protagonista y los testigos de la historia, pero nos respondió que no era gente de Achar sino de otro pueblo, que habían transcurrido varias semanas desde el hecho, y otras excusas. Y aseguró que, salvo el "loquito", eran personas creíbles y sus dichos podían tomarse como "palabra santa". Cerró la cuestión diciendo que era un caso más de los muchos que habían sucedido por esos días y que nos iban a llevar a varios lugares que nos interesarían.
Les puedo asegurar que era realmente así, de modo que ustedes tengan yerba a mano porque en cualquier momento me llego con otro de estos relatos. El viaje a Tacuarembó nos cambió la vida. Y quizá también estas historias los entretengan y, en algunos casos, les den una visión más amplia y variada acerca de los OVNIs.
Hasta la próxima,
Daniel Aníbal Galatro
danielgalatro@gmail.com
Esquel - Chubut - Argentina
Octubre 28 de 2014.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)