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Genealogía de Jesucristo


Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán:

Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará, Fares a Esrón, Esrón a Arán, Arán a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al Rey David.

David engendró de la mujer de Urías, a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Jorán, Jorán a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquín, Aquín a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

De modo que el total de generaciones, desde Abrahán hasta David es de catorce, desde David hasta la deportación de Babilonia es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo es de catorce.

Evangelio según san Mateo 1, 1-17

Fuente: iesvs.org
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Virginidad, celibato apostólico y matrimonio.


Aspectos del tema según la Iglesia Católica:

La vocación a un celibato apostólico –por amor del Reino de los Cielos– es una gracia especialísima de Dios y uno de los dones más grandes a su Iglesia.

“La virginidad –dice Juan Pablo II– mantiene viva en la Iglesia la conciencia del misterio del matrimonio y lo defiende de toda reducción y empobrecimiento. Haciendo libre de modo especial el corazón del hombre (Cfr. 1 Cor 7, 32) (...), la virginidad testimonia que el Reino de Dios y su justicia son la perla preciosa que se debe preferir a cualquier otro valor aunque sea grande; es más, hay que buscarlo como el único valor definitivo.

Por eso, la Iglesia, durante toda su historia, ha defendido siempre la superioridad de este carisma frente al del matrimonio, por razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios.


“Aun habiendo renunciado a la fecundidad física, la persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios”.

Fuente: iesvs.org
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