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Diez minutos antes de las seis llamé al mozo para pagar lo consumido. Se acercó, me sonrió, recibió el dinero, agradeció la propina y, agachándose para hablarme casi al oído, dijo:
- Un hombre bajito, algo extraño, me pidió que le aconsejara que deje las cosas como están.
- ¿Qué hombre bajito? – pregunté asombrado.
- Uno medio raro. Me indicó que se lo dijera justamente cuando estuviera por irse.
- ¿Dónde está el tipo ese? – lo interrogué, ahora preocupado.
- Se fue hace unos minutos. Nunca lo había visto antes pero no me pareció mal transmitirle su consejo, especialmente porque me dio cinco pesos por hacerlo.
- ¿Cómo le dijo? – quise saber.
- Solamente eso. Que deje las cosas como están.
- ¿Y era un tipo raro? ¿Raro cómo?
- Si creyera en esas cosas, diría que era un marciano.
- ¿Un marciano?
- Sí. Petisito, de piel medio oscura, con una especie de sombrero de esos que hace años nadie usa, ojos grandes…
Mi consciente había captado el mensaje. Sabía de dónde podía provenir el hombre o lo que fuera. Ya comprendía qué cosas debía dejar como estaban. Cartón lleno. Tiempo de hacer caso al consejo, cruzar la Nueve de Julio y tomar el ómnibus de regreso a casa. Le di las gracias al mozo, guardé mi agenda, me puse de pie y me acerqué a la esquina.
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De "Otro Génesis posible" - Autor: Daniel Aníbal Galatro
Para leer la novela completa consulta:
danielgalatro@gmail.com