Una nota enviada por Fernando Mengui.
Nunca un encuentro cercano con un OVNI había despertado tanto la atención de los medios de comunicación en Estados Unidos como el sucedido en Socorro (Nuevo México) en 1964. La opinión pública seguía con creciente interés las noticias que llegaban desde el sur del país, esperando quizás la prueba definitiva de la existencia de los misteriosos platillos volantes. No en vano, el principal protagonista del avistamiento, el agente de policía Lonnie Zamora, ofrecía un perfil intachable y las pruebas reunidas en torno al lugar del supuesto aterrizaje de la aeronave parecían demoledoras. El gobierno norteamericano a través de una comisión mixta (Bluebook), la USAF y el FBI habían acudido al lugar inmediatamente después de los acontecimientos y no lograban encontrar una explicación racional para la visión de Zamora.
El proyecto Bluebook (Comisión estatal de estudio sobre OVNIs), encabezado en Socorro por el astrónomo Joseph Allen Hynek se encontraba totalmente abrumado ante las características del incidente que se había producido.
A juicio de muchos especialistas en esas fechas estuvo a punto de producirse el anuncio oficial de la realidad de los OVNIs o al menos evidenciarse de modo irrefutable la presencia de casos sobradamente solventes y creíbles. Pero sin embargo, con algo de dificultad, las autoridades implicadas en la investigación consiguieron apaciguar las aguas y pronto los medios de comunicación olvidaron el suceso de Socorro. Todo ello fue fruto de una hábil maniobra de los servicios de inteligencia que lograron evitar que la gota que hubiera colmado el vaso llegara a ser conocida por el gran público. Sólo 2 días después de la experiencia de Lonnie Zamora un objeto de similares características aterrizó a unos 300 kilómetros de Socorro. Si el Bluebook, como solicitó el propio Dr. Hynek hubiera acudido a la localidad vecina, las implicaciones del caso Zamora hubieran tomado otros derroteros. Aunque la USAF investigó solapadamente el avistamiento no se pronunció de una manera abierta ni quiso profundizar en la cuestión como si hizo en Socorro. ¿Por qué tomaron esta aptitud las autoridades?.
La Madera (Nuevo Mexico) fue escenario de un espectacular aterrizaje OVNI "silenciado" por la USAF.
Era evidente, si se confirmaba oficialmente que el mismo objeto había sido visto a pocos kilómetros de nuevo y que incluso había dejado, casi, las mismas pruebas físicas sobre el terreno, los medios de comunicación habrían ahondado en la herida abierta hacía pocos días y la manifiesta realidad de los No Identificados tendría que haber sido declarada. Pero las autoridades no podían permitir dicha filtración cuando llevaban años ocultando al pueblo americano multitud de información referente a los OVNIs. Por tanto, la USAF no tenía otro camino más que censurar o por lo menos silenciar en la manera de lo posible los acontecimientos ocurridos en La Madera (Nuevo México). Y así durante muchos años el olvido se cernió sobre un caso espectacular que merecía ser rescatado. El autor del presente reportaje gracias a la colaboración del notable investigador David Rudiak pudo acceder a diferente material periodístico de la época para recomponer la historia 47 años después…
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ATERRIZAJE EN PLENA NOCHE
“Definitivamente había algo allí (…) el terreno aún estaba ardiendo 20 horas después del avistamiento”declaró a la prensa el Capitán de policía Martín Vigil que fue de los primeros en acudir a la zona del supuesto aterrizaje. Pero vayamos por el principio…
Todo comenzó la noche del 26 de abril de 1964 en La Madera al noroeste de la Española (Nuevo México) cuando Orlando Gallegos de 35 años, sobre las 00:30 horas, antes de irse a dormir observó que los caballos de la finca de su padre estaban inquietos cerca de la carretera. Al salir de la casa distinguió una extraña maquina posada en el suelo, ceca del río a no mas de 300 metros de distancia. Probablemente el estado alterado de los caballos pudo deberse a la presencia del objeto.
Lentamente, Orlando se acercó al artefacto para comprobar que se trataba de “algo” parecido a un “deposito de gas” colocado verticalmente y casi tan alto como un poste de teléfonos. Gallegos temeroso se detuvo a unos 60 o 70 metros del objeto que carecía por completo de ventanas o puertas y era de un metal reluciente. Tampoco vio nadie alrededor del aparato. De su base salían unas llamas azules de varios focos, dispuestos en círculo, que penetraban en el suelo. Al aproximarse al “deposito” las llamas dejaron de funcionar y la oscuridad le impidió observar mas detalles. Aquel artefacto tendría alrededor de unos 4 metros de altura. Gallegos no escucho el más mínimo ruido en el tiempo que estuvo parado frente al objeto. Su padre Frank Gallegos comentó a la prensa que su hijo "se fue bastante rato y cuando regresó a la casa estaba nervioso. Dijo que había visto algo en el río que soltaba un fuego azulado por debajo. Nos reímos y no le creí, pero él quiso regresar dos veces y revisar otra vez".También confirmaron a los periodistas que desconocían por completo lo que había sucedido el viernes en Socorro.
El extraño objeto despedía unas llamaradas azules por su parte inferior.
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Para leer el artículo completo, acceder a:
Esos Misteriosos Objetos Celestes y sus Tripulantes
del investigador: José Antonio Caravaca
http://caravaca.blogspot.com/2011/10/la-madera-el-aterrizaje-ovni-que-pudo.html
Informó: Guillermo D. Giménez - Argentina