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Pruebas de microfósiles llegados en meteoros
[SEPA/Diario El Peso] Un científico de la NASA, el Dr. Richard B. Hoover [astro-biólogo del Marshall Space Flight Center], ha publicado en la edición de marzo de la revista científica “Journal of Cosmology”, las conclusiones sorprendentes de sus investigaciones, que probarían la existencia de vida más allá de la tierra. El Dr. Hoover habría descubierto evidencia de microfósiles similares a las cianobacterias, en porciones extraídas de la fractura de las superficies interiores de los meteoritos carbonosos Alais, Ivuna y Orgueil CI1.
El artículo analiza hallazgos de evidencias fósiles de bacterias similares a las conocidas en la Tierra pero también rastros de micro-organismos desconocidos. "Lo excitante es que en muchos casos son reconocibles y pueden ser relacionados con especies genéricas ya conocidas, pero algunos son verdaderamente extraños y no se parecen a nada que pueda identificarse", explicó el investigador en una entrevista a la prensa de su país.
Sobre la base del análisis por Emisión de Campo Microscopía Electrónica de Barrido [FESEM] y otros medios, el Dr. Hoover ha concluido que estos microfósiles son indígenas de estos meteoros y además similares a las cianobacterias trichomic y otros procariotas trichomic, tales como las bacterias filamentosas de azufre. Descarta la posibilidad de que estas bacterias fosilizadas sean el resultado de una contaminación terrestre y sostiene que son los restos fosilizados de organismos vivos que vivieron en estos meteoritos y también por ejemplo en cometas, lunas y otros cuerpos astrales.
El científico de la NASA llegó a estás conclusiones después de una década de estudios sobre los meteoritos carbonados CI1, considerados en extremo raros y encontrados en áreas remotas como la Antártida, Siberia y Alaska de los que apenas existen nueve en el planeta.
Este descubrimiento implicaría que la vida está en todas partes y que la desarrollada en la Tierra pudo haber venido de otros lugares del universo. Este hallazgo refuerza la teoría de la Panspermia, que sostiene que la vida terrestre surgió gracias a que meteoritos transportaron bacterias al planeta. Ello se suma a una reciente investigación de las universidades estadounidenses de Arizona y California que constataron la existencia de amoníaco en un meteorito Antártico encontrado en 1995. El amoníaco está compuesto en su mayor parte por nitrógeno, uno de los seis elementos básicos para formar vida.
El Dr. Richard Hoover es un científico muy respetado y astro-biólogo con un prestigioso récord de logros en la NASA. Dado el carácter polémico de su descubrimiento, la revista que lo publica hizo una especial invitación a 100 expertos y otra invitación general a más de 5000 científicos para examinar el estudio y ofrecer su análisis crítico. Estos comentarios se publicarán desde el 7 de marzo al 10 de marzo de 2011en el Journal of Cosmologyc.
Según sus directivos, la idea que inspira la metodología implementada por la revista para someter la investigación a tamaño análisis crítico, es posibilitar que haya una exhaustiva investigación de los antecedentes del trabajo y que todos los puntos de vistas puedan ser examinados [sobre todo los críticos].
Con esta experiencia el Jornal of Cosmologic es la primera revista científica que ha puesto a disposición de la comunidad científica un “paper” de tal importancia antes de su publicación.
Sin embargo no ha sido pacífica la recepción de esta noticia y diferentes críticas, aún algunas que exceden lo académico, se han escuchado sobre este episodio.
En primer lugar algunos señalan que el artículo no forma parte de una investigación llevada a cabo por la NASA, sino por un astro-biólogo de la NASA, a título personal. Además se agrega que la revista Journal of Cosmology, anunció su cierre, lo que genera sospechas sobre la oportunidad del anuncio científico.
Se cuestiona que un descubrimiento tan importante no tenga lugar en una revista que no haga conocer cuál es el proceso de publicación. Agregan los críticos que el editor de la revista es Chandra Wickramasinghe junto a Fred Hoyle, éste último defensor de la teoría del estado estacionario [es decir, detractor del origen del universo en el “big bang”, algo que está más que aceptado por la comunidad científica], además impulsor de la teoría de la panspermia. Según él, la vida no se pudo crear en la tierra de forma espontánea, sino que fue sembrada por moléculas, o incluso bacterias, procedentes del polvo interestelar. En este sentido la publicación de esta investigación confirmaría las teorías de su editor.
Las primeras críticas científicas versan sobre las estructuras fósiles que muestra la investigación y que serían, según la hipótesis propuesta, micro-bacterias, pero según los críticos faltan controles. Podrían ser micro-bacterias, pero también contaminaciones posteriores o incluso estructuras minerales peculiares. No hay que olvidar, aducen, que un experimento es tan bueno como lo son sus controles.
Uno de los comentarios más escépticos [en inglés] se encuentra en “Discover” a cargo de Phil Plait [The Bad Astronomer]. Sostiene Phil Plait que Hoover encuentra las estructuras dentro de un tipo raro de meteorito [el meteorito que cayó Orgueil en Francia en 1864] que las mismas se parecen mucho a los microbios conocidos.
Para Plait, estas formaciones son extrañas y fascinantes, pero no pueden generar tal seguridad. Sostiene que si él examinara un meteorito y encontrara estas formaciones, estaría muy sorprendido, tal vez demasiado. Pero las apariencias pueden ser engañosas.
¿Son estas formaciones rastros de vida microscópica extraterrestre fosilizadas en realidad?
Hoover propone varios argumentos, para demostrar que un origen no-bióticos para estas estructuras es muy poco probable. Sin embargo Plait recuerda que no es la primera vez que el Dr. Hoover ha hecho tales afirmaciones.
En este sentido, hizo una presentación similar en 2007. También ha habido muchos planteos análogos en el pasado. En el segundo episodio de "Bad Universe” cuenta Plait que entrevistó al astro-biólogo de la NASA David Mc.Kay, que también ha encontrado muy interesantes características, similares a las de bacterias, en un meteorito de Marte. Sin embargo, la prueba definitiva es otro tema. Mc.Kay opinó que lo que encontró fueron rastros de vida, pero también estaba claro que desde el punto de vista científico no podía estar seguro [su escepticismo, bien conectado a tierra y en un nivel adecuado, impresionó al entrevistador].
Sin embargo el mayor impedimento en el camino para demostrar que estos rastros se corresponden a formas de vida extraterrestre es demostrar que no son el resultado de la contaminación de bacterias terrestres, para lo cual hay que examinar el interior del meteorito después de golpearlo. Esto es muy difícil de hacer, aunque Hoover dice en su documento:
“Muchos de los filamentos que muestran las figuras son claramente incrustados en la roca del meteorito matriz. En consecuencia, se concluye que los filamentos no pueden ser interpretados como la representación de las cianobacterias filamentosas que invadieron el meteorito después de su llegada. Debe entenderse que son restos indígenas de microfósiles que estaban presentes en la roca matriz del meteorito antes de que entrara en la atmósfera de la Tierra”.
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