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Caso Tacuarembó: Una aventura erótica - por Daniel Galatro
Hola, amigos y amigas.
Continuando con mis relatos no muy convencionales basados en revelaciones que nos transmitieron nuestros informantes acharenses (Achar, Tacuarembó, Uruguay, fines de 1977), hoy les traigo una "joyita" sucedida allí o no, en tiempos de visitas de los supuestos o reales ETs.
En una de las reuniones que mantuvimos en el boliche del pueblo, uno de nuestros nuevos amigos se descolgó con una historia que requirió un pedido de autorización previa a sus coterráneos. Luego de algunos cabildeos, ese permiso llegó y nos enteramos de un caso muy especial.
Parece ser que en una de las humildes viviendas situada en las inmediaciones del pueblo vivía una pareja relativamente joven.
La esposa siempre participaba de las excursiones nocturnas que realizaba el pequeño grupo de investigadores del pueblo (el jefe de la estación del ferrocarril, el veterinario y algunos pocos más). Bromeaba diciendo que quería conocer a los visitantes extraterrestres porque así podría "tener relaciones sexuales" con uno o más de ellos.
Con expresiones como ésas lograba cortar un poco la tensión que la situación que vivían provocaba en sus vecinos y amigos. Nadie la tomaba en serio, y le agradecían tácitamente que acompañara al grupo cuando algún hecho especial los hacía salir a campo traviesa armados con unas escopetas, linternas y otros sencillos elementos de defensa o de ataque que llevaban "por las dudas".
En una oportunidad, ya de regreso de una incursión, la mujer se acostó junto a su esposo para intentar dormirse ambos hasta el amanecer. Luego de una breve charla en la que ella le comentó la reciente y nada exitosa salida de los investigadores, la pareja cayó en un profundo sueño.
Un rato después, el esposo se despertó asustado porque alguien golpeaba fuertemente la puerta de la casa. Y al mismo tiempo oyó los gritos desesperados de su esposa que le pedía que le abriera.
Se levantó y fue a cumplir lo que ella le solicitaba. La puerta estaba perfectamente cerrada por dentro, con la llave colocada en la cerradura. Abrió y la hizo entrar. Ella se le abrazó llorando desesperada y temblando de miedo.
Cuando logró que se acostara, mientras le hablaba para tranquilizarla el hombre fue hasta la ventana y comprobó que también estaba bien trabada desde dentro. No había ninguna explicación lógica que justificara que la mujer estuviese fuera de la vivienda porque ésta estaba herméticamente cerrada. Pero, pese a sonar irracional, la esposa venía del exterior sin que la pareja comprendiera cómo había llegado allí.
Hasta nuestra llegada, quizá un par de semanas después, la mujer vivía encerrada en la casa y no se comunicaba con nadie. El esposo salía a trabajar y regresaba con alimentos para ambos. Tampoco ella le había relatado lo vivido durante su ausencia nocturna y el hombre dejaba pasar los días sin interrogarla porque lo había intentado un par de veces y su esposa solamente respondía llorando desesperada, sin darle ninguna información.
¿Habló ella después de nuestra visita? No lo sé. Todo quedó como una anécdota más, que comenzó como una broma inocente y terminó en forma dramática. Aunque el tema daba para comentarios pícaros, los vecinos respetaban la situación de la mujer y lo trataban con seriedad.
Cuando pasen por Achar, consulten a los residentes de mayor edad. Quizá alguno de ellos recuerde este suceso o, al menos, los rumores que provocó en el pueblo. Y después me cuentan.
Hasta la próxima.
Daniel Aníbal Galatro
danielgalatro@gmail.com
Esquel - Chubut - Argentina
Octubre 29 de 2014
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**Visita: http://danielanibalgalatroescritor.blogspot.com http://elportaldeolgaydaniel.blogspot.com.ar/
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