Enviado por Alberto Pringles
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Por: Scott Bidstrup
Los estudiosos determinaron que las raíces de muchas de las historias del Viejo Testamento son mitos paganos de antiguas culturas de Mesopotamia.
En el Creciente fértil, las aguas de los ríos Tigris y Eufrates, en el Irak de hoy, dieron nacimiento a algunas de las primeras civilizaciones. En este comienzo del florecimiento de la civilización, muchos mitos religiosos proliferaban intentando explicar lo que en aquella época era inexplicable. De este contexto, nos llegaron los trabajos literarios completos más antiguos que disponemos, datados en por lo menos 7000 años.
El Épico poema de Gilgamesh es una narrativa voluminosa de la mitología heroica que incorpora muchos de los mitos religiosos de Mesopotamia, y es la obra literaria completa más antigua que sobrevivió.
Muchas de las historias de ese poema épico fueron eventualmente incorporadas en el libro de Génesis. Algunas de las historias prestadas del libro de Gilgamesh son la creación del hombre en un jardín paradisíaco, y la introducción del mal en un mundo inocente, y la historia de un gran diluvio causado por la perversidad del hombre.
En esa civilización de la rivera de Mesopotamia, conocida hoy por nosotros como el Imperio Caldeo, alianzas tribales anteriores a la formación del imperio continuaron existiendo y prosperando. Algunos se aliaron con el palacio, muchos se opusieron, pero todas las tribus conservaron elementos de las culturas de la preconquista.
Los patriarcas aparecen por primera vez en nuestra historia con el viaje de uno de ellos: Abraham, quien llevó a los miembros de su tribu de la ciudad de Ur, al este del Mediterráneo, a la tierra prometida de Canaán, cerca del siglo XIX o XVIII a.C. o así cuenta la historia.
El problema es que no tenemos ninguna evidencia histórica (arqueológica) convincente que corrobore la historia de Abraham, además existe mucha evidencia que le es contradictoria.
La tierra donde Abraham supuestamente se estableció, las tierras altas del sur de Palestina (Al sur de Jerusalén, antes el Valle de Berseba) contiene evidencias arqueológicas escasas de este período. El registro arqueológico deja claro que la densidad demográfica de esa región era extremamente baja - no más de unos centenares de habitantes, pastores nómadas, como los beduinos que viven en los tiempos actuales.
Sabemos a través de pruebas arqueológicas inequívocas que los pueblos conocidos como los filisteos no aparecieron en la región antes del siglo XII a.C., y la ciudad de Gerar en la que Isaac, el hijo de Abraham, se encontró con Abimeleq, Rey de los Filisteos (Génesis 26:1) era de hecho una minúscula villa rural insignificante antes del siglo VIII a.C. ¡Gerar no podría haber sido la capital de un rey regional cuyo pueblo aún no existía!
Este no es el único problema enfrentado para la narrativa de la Era de los Profetas. El camello también es un gran problema. Sabemos a través de evidencias arqueológicas que los camelos no habían sido domesticados antes del final del segundo milenio A.E.C, y los camellos que no eran ampliamente usados como animales de carga antes del año 1000 A.E.C, bien después de la Era de los Patriarcas.
Además existe el problema de la carga llevada por los camellos: goma, bálsamo y mirra, que eran productos Árabes, y el comercio con Arabia sólo comenzó a partir de la hegemonía asiría en la región, teniendo inicio en el siglo VIII a.C.
Otro problema es el matrimonio de Jacob con Lea, y su relación con su tío Labán, todos descritos como arameos, pues este grupo étnico no aparece en el registro arqueológico antes de 1100 a.C., y no llegó a ser un grupo significativo antes del siglo XIX a.C.
Remontándonos hace más de 3850 años Canaán era una región politeísta. En ella debió haber existido influencias del oriente, porque los arqueólogos tienen pruebas de adoración de sus dioses y diosas. La jerarquía de dioses e diosas que incluyen a Baal, el dios de las tempestades, que tornaba fértil la tierra, Lotán, el dragón de siete cabezas, conocido en el Viejo Testamento como Leviatán y también Yam Nahar, el dios de los mares y ríos, y otros panteones y jerarquías de dioses y diosas. Por encima de todos estos dioses estaba "EL", o Rey de los dioses, regente del panteón.
Cerca del 1200 a.C. Egipto reinaba sobre la región hoy conocida como Palestina. Esto se sabe por los registros egipcios, que hablan sobre los tributos reunidos de las diferentes villas y ciudades de Canaán, sino además por las evidencias arqueológicas halladas dentro de la propia región, que mostraba claramente una cantidad de asentamientos, como lo son las bases militares egipcias.
Teniendo en consideración los documentos históricos egipcios, así como los hallazgos hechos por la arqueología como también por la riqueza de documentos egipcios de la época del éxodo, se llegó a la conclusión que no hay ninguna evidencia que el éxodo ocurriera de la manera como la Biblia lo describe.
En esa época, la región que se volvería la tierra de Israel, ocupaba las tierras altas entre la planicie costera y el valle del río Jordán, tenía una baja densidad demográfica y estaba cubierta de bosques de almácigos (Pistaza atlántica) y otros árboles. La tierra estaba habitada por uno entre dos posibles pueblos (no se sabe a ciencia cierta cual): los apirus o los shoshus. Se sabe que los apirus eran originariamente nómadas itinerantes, que habitaban las cercanías de las sociedades de las tierras bajas, que podían haberse refugiado en las tierras altas, o los shoshus, un grupo más cohesionado y bien definido.
La asociación lingüística entre apiru (a veces escrito hapiru) con la palabra "hebreo", por mucho tiempo (en la opinión de los expertos) ha sido considerado como una fuerte evidencia que este fue el pueblo que dio origen a los hebreos, pero ahora sabemos que la asociación no es tan simple. El nombre puede haber venido de esa fuente, mas el pueblo probablemente no.
De cualquier forma, las tierras altas al norte de Palestina, sede del Reino de Israel tenía un clima muy variable. La productividad rural, y las posibilidades de comercio con las tierras bajas, estaban sujetas a las condiciones climáticas, lo que significa que en la población era frecuente la escasez de alimentos, lo que provocaba considerables crisis.
Cuando una cosecha fracasaba y el comercio se hacía imposible, le era común al pueblo escapar de la región a lugares propicios donde la agricultura era más estable. El lugar más próximo era la Delta del río Nilo en Egipto. Por lo tanto, muchos de los "hebreos" (culturalmente indistintos de los cananeos en esa época) escaparon repetidas veces para la Delta del Nilo.
Siempre que una crisis considerable acontecía en Judá, Israel o Canaán, los refugiados se dirigían a Egipto. El acontecimiento era tan común, y los refugiados tan numerosos, que acabaron convirtiéndose en una minoría representativa e influyente en Egipto, donde eran conocidos como los hicsos, y esto está claramente demostrado en los registros arqueológicos.
La historia de la expulsión de los hicsos, de acuerdo con los registros egipcios y las evidencias arqueológicas, es lo que más se aproxima al éxodo descrito en la Biblia.
Sin embargo, tenemos un problema con las fechas. La Biblia dice que el Éxodo ocurrió cerca del año 1200 a.C. mientras que la historia de los hicsos ocurrió en el año 1570 a.C. Es muy probable que cada vez que era recontada la historia de los hicsos eventualmente se convirtió en el mito del Éxodo, a través de un proceso de constantes revisiones - otro ejemplo de la historia siendo reescrita a fin de enaltecer al historiador y a su pueblo, en lugar de registrar la cruda verdad.
Los hicsos se tornaron cada vez más influyentes hasta que por fin tomaron el control de Egipto, el cual gobernaron con considerable crueldad y tiranía durante la Quinta Dinastía, a partir del año 1670 a.C. Sin embargo, llegó un punto en el que los egipcios no aguantaron más, y se revelaron contra los hicsos y los expulsaron un siglo más tarde en 1570 a.C. Pero no solo fueron expulsados, sino que los egipcios los forzaron enérgicamente a volver a Canaán, en realidad más allá de Canaán, hasta la frontera Siria, saqueando y quemando las ciudades cananeas por el camino.
Algún tiempo después, la capital de los hicsos en Egipto, Avaris, en la Delta este del Nilo, fue totalmente destruida por el Faraón Ahmose, quien persiguió los últimos remanentes de los hicsos hasta Canaán y hasta el mismo sitio de Sharuhen, la principal ciudadela Cananea, destruyéndola y acabando con su influencia local.
Al menos algún historiador alega que los hicsos (un milenio después de tales hechos) se establecieron en Jerusalén y construyeron un templo allí, sin embargo, el registro arqueológico no comprueba ningún templo, ni un gran número de refugiados en Jerusalén en ese período.
El registro arqueológico también deja claro que nunca hubo "una peregrinación de 40 años por el desierto". Amplias pesquisas arqueológicas realizadas en el desierto del Sinaí jamás demostraron la existencia de cualquier asentamiento datados en la época del Éxodo, ya sea antes, durante o después del tiempo de los faraones con el titulo de Ramsés.
Por lo menos dos lugares mencionados en el Éxodo fueron positivamente identificados y excavados cuidadosa y metódicamente, pero no se encontró ninguna evidencia de ocupación o asentamiento posterior al final de la Era de Bronce en estos lugares. Adicionalmente, el desierto del Sinaí estaba literalmente apuntillado de puestos militares (fuertes) egipcios, y en ningún punto del mismo los hebreos estarían a mas de un día de viaje de uno de ellos. Seria imposible que los hebreos permaneciesen ocultos en el Sinaí por 40 años.
La historia del Éxodo es claramente la construcción de un mito con el propósito de retratar una posible expulsión de los opresores como una fuga de oprimidos. Ya por el siglo 12 A.E.C, los hebreos asumieron una identidad destacadamente única en el registro arqueológico al punto que se ser discernibles por primera vez.
En las montañas y planicies de las tierras altas al norte de Canaán, desde el norte de Jerusalén hasta el Valle de Jezreel, los asentamientos de las tierras altas, pobres hasta esa época, comienzan a mostrar una característica distintiva con relación a otros asentamientos similares de las regiones a su alrededor. Existe muy poco para una mejor apreciación, la alfarería muestra un estilo pobre, con poca ornamentación cuyo uso principal era nada mas que servir como utensilios de cocina y manutención de objetos. Así mismo hay un factor muy claro: Los huesos de cerdos desaparecen del registro arqueológico.
La prohibición del consumo de cerdos es por lo tanto la característica de la cultura judía mejor comprobada por la evidencia arqueológica. Y eso representa el comienzo de la transformación del dios "El" en "El-ohim", el dios de los dioses, o dios de Israel.
Actualmente conocemos ese dios de Mesopotamia como "El-ohim", y el autor "E", uno de los más antiguos escritores de las escrituras de esa época, presenta al dios "El" presentándose a Abraham como El Shaddai ("El" de la montaña) Él también aparece como El Elyon o El de Betel en otras escrituras apócrifas, y su nombre también se preserva en los nombres hebreos como Isra-el e Isma-el. La palabra Elohim era originalmente el plural de la palabra El.
Al sur, de Betel en el Valle de Berseba, una transformación similar empezó a darse. En este lugar de clima y geografía ásperas, con una densidad demográfica reducida, y con un mayor aislamiento geográfico, el dios cananeo Yahvé (Jehová o Yahvé) está siendo transformado por un pueblo con una cultura similar en la tierra de Judá.
El autor anónimo conocido por los expertos como "J" muestra a su dios interactuando con familiaridad y a voluntad propia con Abraham, que casualmente se le aparece al mismo Abraham en Génesis 18 presentándose como Yahvé. Sin embargo, el autor contemporáneo de "J", es decir "E" en el norte, no acepta que dios sea tan familiar y casual, por lo que el escritor lo hace surgir como una voz, que le ordena a Abraham dejar su pueblo en Mesopotamia y fijar su residencia en Canaán.
Yahvé, en su metamorfosis de un dios pagano cananeo hacía el dios de los judíos, se torno en un dios vengativo y cruel en las manos del autor "J". Yahvé mandó que Abraham sacrificara su primogénito, un acto que no nos sorprende dada la naturaleza de las religiones paganas de la época. Muchas de las religiones paganas (Recuerde que Yahvé comenzó como un dios pagano cananeo) consideraban el primogénito semejante a un dios. Por esa razón, eran frecuentemente sacrificados al dios que supuestamente los generó.
Entretanto en el norte, Elohim continuaba siendo un dios más sutil, que dirige los asuntos humanos por revelaciones a través de voces, oculto a la vista de los meros mortales.
Existe una tensión entre esos dos pueblos, ambos se identifican como descendentes de Abraham, Isaac & Jacob. Un pueblo tal vez, sin embargo con dos dioses.
El pueblo del norte, con condiciones geográficas y climáticas más amenas, eventualmente prosperaron y establecieron alianzas con sus vecinos. Sus riquezas, en el decorrer del tiempo, pasaron a exceder las del sur, al punto de convertirse en una nación autónoma: La nación de Israel.
Israel prospera tanto que se vuelve significativa en el comercio exterior - eclipsando a su vecino pobre, Judá.
El registro arqueológico muestra claramente que Israel se volvió un importante poder regional, que ciertamente atraía el interés de sus vecinos. A esa altura, la hegemonía egipcia de la región había desaparecido, y el báculo geopolítico fue ejercido por Asiria.
Eventualmente los asirios asumieron el control de la región, con dos provincias, Israel al norte & Judá al sur. Israel, bastamente más populosa y próspera que Judá; tenía como capital Meggido, Samaria y Siquem, Y Judá, tenía a Betel, en la frontera al norte, y a veces Hebrón al sur. Jerusalén, antes de esa época, era una minúscula e insignificante villa rural. Jerusalén antes de las deportaciones asirias, no era un centro cultural.
A finales del siglo VIII a.C., el alfabeto hebreo apareció, y la alfabetización se esparció entre los hebreos mas ricos. Finalmente, después de siglos de tradición oral, la tradición escrita prolifera por primera vez, y culturalmente lo modifica todo. Los mitos pasan a la forma escrita y son comparados, y los dos dioses pasaron a chocarse abiertamente uno con otro.
La expansión de la alfabetización y los eventos geopolíticos del período lo cambiaron todo. La rebelión israelita contra los asirios causó medidas represivas en el norte, y con ellas, ondas de refugiados se dirigieron hacía el sur. Con la llegada de olas de refugiados, Jerusalén pasó rápidamente de una minúscula e insignificante villa rural a ser una ciudad importante, con su propia influencia religiosa.
Los recién llegados israelitas con sus dioses comandados por el dios "El", y los Judíos (ciudadanos de Judá), con su dios único Yahvé, son forzados a reconciliar sus diferencias religiosas.
Es también en esa época que los mitos del Viejo Testamento se fijaron en la forma que llegaron hasta nosotros: La historia de Abraham y su familia viajando y negociando mercaderías árabes con el uso de camellos; el mito del Éxodo, resultado de la expulsión de los hicsos, las historias de la conquista de Canaán, narrando la derrota de Goliat por David, basada en verdad en los resentimientos forzados por los egipcios; de Salomón y su gran fortuna y su inmenso templo en Jerusalén.
Todos estos mitos resultaron de alteraciones significativas de hechos ocurridos. Pero al consignarlos en forma escrita, se fijaron, y desde esa época llegaron hasta nosotros prácticamente inalterados. A partir de ese momento por primera vez, los registros bíblicos comienzan a corroborar los registros arqueológicos.
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