Hermanos: Alguno preguntará: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo traerán? Necio, lo que tú siembras no tendrá vida si antes no muere. Lo que se siembra no es la planta que va a brotar, sino un simple grano de trigo, por ejemplo, o de otra planta.
Lo mismo sucederá también con la resurrección de los muertos: se siembra algo corruptible, resucita incorruptible; se siembra algo miserable, resucita glorioso; se siembra débil, resucita vigoroso; se siembra un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues si existe un cuerpo animal, hay también un cuerpo espiritual.
En efecto, como dice la Escritura: El primer hombre, Adán fue creado como un ser con vida. El último Adán, en espíritu que da vida. Sin embargo, no apareció primero lo espiritual sino lo animal, y después lo espiritual.
El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo viene del cielo. Igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. Y del mismo modo que somos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial.
Primera carta del apóstol Pablo a los Corintios
15, 35-37.42-49
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