"La persona que cambia puede equivocarse,
pero la que no cambia nunca, vive equivocada".
Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino poniendo un plato con arroz en la tumba vecina. El vecino se dirigió al chino y le preguntó:
-'Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz...?-
Y el chino respondió:
-'Sí', 'cuando el suyo venga a oler sus flores...'
Moraleja:
Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener.
Las personas son diferentes, por lo tanto actúan diferente y piensan diferente.
(Enviado por Silvia Elena Lago)
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