EL ESCRITOR ESTADOUNIDENSE TOM WOLFE
y un fragmento de su particular visión sobre el tema.
Fue un pequeño paso para Neil Armstrong, un salto gigantesco para la humanidad y un rodillazo en la ingle para la NASA.
El programa espacial estadounidense, el esfuerzo más grande — ¿puedo agregar "digno de un dios"? – en la historia del mundo, murió a las 22:56, hora de Nueva York, el 20 de julio de 1969, cuando el pie del Comandante Armstrong, de la Apolo 11, tocó la superficie lunar.
Como más de un joven de la época sentí fascinación por los astronautas.
Si alguien me hubiera dicho en julio de 1969 que el ruido del pasito de Neil Armstrong sumado al paso enorme de la humanidad eran solo el ruido de los sepultureros arrastrando los pies junto a la tumba, habría desviado los ojos y sacudido la cabeza.
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