Enfoques
Superpoblación: ¿Sinónimo de Apocalipsis?
Por Ricardo Santiago Katz (*),
especial para Agencia NOVA.
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El reto más temible de la humanidad del actual milenio.
Dos noticias. Primero, la buena: durante las dos últimas décadas, una gran parte de la humanidad ha pasado a formar familias menos numerosas. Luego, la mala: el éxito podría haber llegado demasiado tarde para desactivar la bomba de tiempo de la explosión demográfica y evitar que el planeta se convierta en un infierno.
Entre los retos para el presente milenio, el más temible para la humanidad lo constituirá el desproporcionado crecimiento de la población. Este aumento demográfico no hará más que agravar: la escasez de puestos de trabajo, la degradación del medio ambiente, el hambre, la xenofobia y los desplazamientos masivos de población.
Nunca antes, en los 150 mil años de la historia de la humanidad, habían habitado el globo tantos ejemplares de Homo sapiens al mismo tiempo. Según estimaciones de la ONU, hoy somos 6.300 millones, y suscita una especial preocupación la inusual, y hasta ahora desconocida, tasa de crecimiento de la población: 8 millones al mes (equivalentes a la población de Suiza) o 96 millones al año (a la de Nigeria).
Mientras que la humanidad no alcanzaba sus primeros mil millones hasta 1804, sorprendentemente cualquier septuagenario de hoy en día ya ha sobrevivido a otros cuatro récords similares. Se calcula que hacia el año 2025, habitará la Tierra, una población en torno a los 8.500 millones de habitantes, y luego, se ralentizará este vertiginoso crecimiento. Ésas son, por lo menos, las expectativas de los demógrafos.
¿Cuántos miles de millones de personas más podrá soportar la Tierra? Se preguntaban los expertos reunidos en Nueva York, en las sesiones preparatorias de la Tercera Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, que se celebró entre los días 5 y 13 de septiembre de 1994 en El Cairo. Según Nafis Sadik, jefa del Fondo de Población de la ONU: "nuestras decisiones de hoy determinarán el destino de la Tierra como futura morada de la humanidad".
El encuentro del El Cairo colocó la primera piedra en la lucha global contra la miseria y la desigualdad, en la consecución de un crecimiento económico duradero y un desarrollo sostenido. Se pretende frenar la tasa de natalidad mundial más alta de todos los tiempos con una inteligente distribución de anticonceptivos y con campañas de concientización que lleguen hasta los pueblos más remotos.
En las zonas donde la tasa de natalidad es más alta -las chozas de la desolada isla de Haití y de África tropical, así como las atiborradas barriadas de Asia-, hace tiempo que ésta se ha convertido en una maldición. Hacia el año 2025, los pueblos del subcontinente indio, de América Central y de los países árabes se habrán duplicado. Para entonces, los africanos, entre otros, triplicarán a los europeos. Se van acumulando las señales que advierten de un apocalipsis para el 2040 o el 2050.
Es necesario la llegada de un cambio radical para el planeta, porque, a la vez que se esfuma la esperanza de un pronto crecimiento económico en los países industrializados, la producción de alimentos ya no mantiene el ritmo del aumento de la población.
El crecimiento en las regiones productoras de cereales se ha detenido prácticamente desde 1980, la superficie de cultivo por habitante está menguando desde 1971, y la pesca se ha estancado desde 1989. Cada biosistema indispensable para nuestra vida -el aire, el agua y la tierra- ya está pasando actualmente por bastantes dificultades.
Los países ricos tienen que frenar su fiebre consumista, del mismo modo que los países pobres deben ralentizar su crecimiento demográfico. De lo contrario, el mundo se verá inmerso en la hambruna y el caos.
(*) Licenciado en Ciencias de la Educación y escritor bonaerense.
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