LA COMISION OFICIAL OVNI, LA NECESIDAD DE UNA AUDITORIA Y UN PROBLEMA DE COMUNICACION POLITICA
Por Perito Mario Lupo y Prof. Rubén Morales
A tres años de anunciarse por TV la creación de una comisión de la Fuerza Aérea Argentina con el fin de investigar ovnis, sigue vigente –muy a nuestro pesar- lo que expresamos en el año 2012: "la comisión no ha publicado ni un solo informe técnico, tampoco se conoce el marco metodológico que utiliza, ni siquiera ha distribuido folletería de divulgación, no hay nada escrito para comentar. En cambio llama la atención que siendo un organismo oficial sus principales noticias fueran mediatizadas como primicia por el más encarnizado diario opositor al gobierno, Clarín."
Se la denominó CEFAE (Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales), un nombre ambiguo, porque entre los fenómenos aeroespaciales podemos incluir desde los meteoritos a los accidentes aéreos, ¡y por que no a las nubes y el granizo!. Hubiera sido importante elegir un nombre más apropiado y en este mismo artículo citaremos el claro ejemplo que ha dado Francia al respecto. Pero es sabido que la CEFAE se creó para investigar ovnis, sean lo que sean los ovnis, a punto tal que se nombraron investigadores de ovnis civiles como asesores. El artículo 2 de la resolución fundacional dice que su objetivo es “asesorar a la Institución [Fuerza Aérea] en materia y asuntos relacionados con los Fenómenos Aeroespaciales que no han sido identificados”. El 5 de mayo de 2011, el brigadier general Normando Constantino firmó esa resolución que oficializa la comisión como dependencia directa de la Secretaría General del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina.
El despliegue mediático había empezado antes, en diciembre de 2010, con un reportaje al Comodoro Guillermo Daniel Tealdi, a quien se señalaba entonces como futuro titular de la oficina. Sin embargo, ese cargo de hecho fue ocupado por el capitán Mariano Mohaupt, vocero de prensa de la Fuerza Aérea, y posteriormente por el comodoro Guillermo Oscar Aloi, según Clarín del 17 de abril de 2012. Y llama la atención que cada vez que hubo un anuncio relevante sobre el tema siempre fue publicado en exclusiva y a doble página en el diario de Magnetto.
Por tanto, se equivocan quienes la estigmatizan como "la Komisión de Kristina" o la "comisión K". Pruebas al canto: Tener a Clarín como vocero e incluso haber designado asesores públicamente enrolados en partidos adversos al "modelo K", indican que en las decisiones hubo gente ajena al espacio kirchnerista.
Hasta es probable que la presidenta ni siquiera esté enterada sobre la existencia de esta curiosa dependencia oficial. ¿Que opinaría Cristina si supiera que hay una oficina sobre platos voladores, la cual además no produce ningún informe en tres años? Y, si nos ponemos del otro lado del mostrador, ¿que dirían periodistas opositores como Jorge Lanata o Jorge Fontevecchia si se enteraran de lo mismo?...
Hay una pequeña nueva noticia, que no fue publicada en Clarín esta vez, sino que ha dado lugar a fuertes comentarios de los entusiastas de los ovnis en las redes sociales: En la página index de la web de la Fuerza Aérea se eliminó el logo de la CEFAE que conectaba con el formulario para enviar denuncias sobre avistamientos extraños, lo cual lleva a pensar que la aeronáutica no desearía que la sigan molestando con consultas sobre este tema y hasta algunos imaginan que la comisión ya estaría totalmente desactivada.
Estas situaciones, en apariencia dilemáticas, reclaman soluciones políticas, fundamentalmente de comunicación política. Y en este caso no hace falta inventar nada, simplemente habría que copiar lo bueno que ha dado resultados positivos con la comisión oficial sobre ovnis de mayor prestigio en el mundo: El GEIPAN francés. Dicho organismo depende del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), la agencia espacial francesa. Inicialmente se lo llamó GEPAN (Grupo de Estudios de los Fenómenos Aeroespaciales No identificados), sigla que en 1988 fue reemplazada por SEPRA, Servicio de Estudios de los Fenómenos de Reentradas Atmosféricas, para orientar la acción hacia las denuncias sobre restos de cohetes o satélites artificiales que cada tanto caen a tierra. Con ese nombre se le trató de dar un perfil menos “platillista” pero, simultáneamente, surgieron objeciones en destinar un presupuesto permanente ante un tema tan esporádico e imprevisible como la caída de chatarra espacial. A fines de 2001 la dirección general del CNES ordenó una auditoría para evaluar si se continuaba o si se daba por terminada esa actividad. Fue un momento crucial.
De esa cuidadosa auditoría se rescató algo que estaba fuera de las paredes de la institución: El permanente interés del público sobre el tema ovni y sus justos reclamos de transparencia e informaciones a las autoridades.
Así, en 2005, se realizó una reestructuración total de la dependencia, dándole el nombre de GEIPAN (Grupo de Estudios y de Información sobre los Fenómenos Aeroespaciales No identificados), sigla similar a la ya conocida GEPAN, pero agregándole una “I” que corresponde a “Información”, una palabra muy importante porque el presidente del CNES recomendó especialmente centrarse en informar al público con total transparencia. Y así se hizo, mediante la publicación libre de archivos y expedientes en internet, además de abrir diversas vías de comunicación ciudadana: sitio web, folletería, conferencias y una relación fluida con la prensa.
En la Argentina debería hacerse exactamente lo mismo, disponer una urgente auditoría para relevar los recursos técnicos, humanos, documentales y económicos de esta comisión que no ha emitido ningún informe en tres años y dar impulso a algo nuevo, con una tarea centrada en la claridad de objetivos, transparencia e información pública. Así se dejarían atrás muchas situaciones incongruentes, por ejemplo hay quienes se jactan de ser colaboradores de esta comisión oficial, pero por otra parte salen a juntar firmas exigiendo al gobierno que desclasifique los “expedientes x”: Con una mano colaboran y con la otra exigen al gobierno ¡hay que romper el doble discurso!.
Es hora de auditar lo existente, en el estado en que esté, para hacer todos los cambios necesarios, de sigla, de personas, de recursos, y relanzar con nueva energía lo que fue una buena idea en un principio y no ha dado frutos en todo este tiempo. Es barajar y dar de nuevo, lo cual implica una decisión política que debe inspirarse en los valores democráticos que comprenden informar a los ciudadanos con transparencia, una labor que reclama madurez aún en la crítica, sin apelar a descalificaciones ni referirse al engranaje pequeño que unido por una cadena a otro más grande, impulsa la rueda de la bicicleta.
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INFORMACION PARA LA PRENSA
Enviado por Fernando Mengui
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